martes, 7 de abril de 2009

Victorias y victorias

Cierto día decidí volver al fútbol de los sábados, aunque tarde yo sabía que todo podía llegar a ser lo mismo que antes. Me eligirían al último, trataría de llevar mi pelota para no pasar desapercibido y mas ahora cuando los años acentúan las carencias deportivas. Todo estaba listo para el gran día, los muchachos llegaron a las 4 en punto para reservar el descampado, aguante algunas gastadas propias de mi larga ausencia hasta que llegaron “Los Otros”, un grupejo de barrio Kennedy a los cuales nunca había visto en mi vida. Todo estaba listo para un picado solemne hasta que contabilizamos los jugadores a nosotros nos sobraban dos. Como había faltado Gamuza yo quedaba automáticamente en el lugar menos privilegiado y mas propenso a salir del equipo y peor aún jugar para “Los Otros”. Eso me pasó. Confieso que nunca integré un equipo que gane algo, ese día fue la primera vez. Yo de zaguero veia como mis amigos de toda la vida eran realmente humillados por la fantasia de “Los Otros”, pero como lo dijo Dolina, es preferible sufrir una derrota con amigos que festejar una victoria con desconocidos e indeseables, y mas cuando yo no tuve ninguna participación en ella. El marcador termino tan abultado que excedió la memoria de los participantes. EL abandono por vergüenza era evidente. De más está decir que no la pasé bien, el tercer tiempo comenzó con la primera cerveza, los reclamos no tenían destinatario ya que quien subscribe no habia jugado con ellos y así me fui, cantando bajito y lamentando mi desdichada destreza. Nunca pensé que una victoria fuera tan desabrida.

jueves, 2 de abril de 2009

Errante Piedra

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La Mujer Perfecta

A continuación transcribo uno de los cuentos que escribí para el Diario "El Tablón":

Confieso que nunca me habia enamorado, mis novias esporádicas fueron pasajeras experiencias, que por cierto no pasaron desapercibidas. Pero aquel día presentí la bisagra del destino. San Martín jugaba con Central y en esos días no importaba nada más que esos 90 minutos o mejor dicho esos 180 minutos, ya que la previa era inevitable. En la primera cerveza miro la puerta y Dios, el universo, y demás fuerzas conspiraron para que esa mujer entre en el bar. Con sus ojos, su pelo y su figura logró lo que nadie habia logrado antes en mí, me perdí el primer bloque de los comentarios de Sebastián Vignolo y Walter Nelson. Pidió una medida de fernet y una coca, esa sola actitud bastó para imaginarme una vida junto a ella. Lo que viene es verdaderamente increíble, ubicó su silla en dirección al televisor. A esta altura el pollo se escuchaba mas y mas lejos. Hasta que Jorge Baliño pitó el inicio del partido, lo que a mi me pareció un solo de violín. “Tranquilo flaco, quizas solo esta esperando a alguien y mira el partido para no aburrirse” me dije, pero ella callando a mi conciencia me mira y me dice: “El ingreso de Enzo Bruno le va a dar as volumen de juego al equipo, lastima que se lesionó su mejor socio, Patricio Perez” Palabras que tenian una música que ni Alfonsina Storni hubiera logrado. Todo fue magia para terminar en un abrazo gracias a Herrera. Un zumbido quebró ese momento seguido de un luz fuerte y me encontraba en mi cama, lunes por la mañana con una resaca tremenda. Es así compañeros, para conocer una mujer así hay que estar soñando y borracho, esta noche me preparo porque voy a verla de nuevo